viernes, 29 de octubre de 2010

Mi tío Sito

Mi tío Sito era un hombre tranquilo, hablaba poco. Le gustaban las anchoas y los camarones. De pequeña le llamaba tío “Osito” (tenía los ojos como los de un oso panda). Pasábamos los veranos en su casa de la playa, había un jardín con árboles frutales y una pista de tenis abandonada. Me pasaba el día comiendo ciruelas, peras y manzanas. Él se pasaba el día leyendo en su hamaca o limpiando la piscina. Un día, muy de pequeña, dije que quería casarme con el tío “Osito” porque era rico y no molestaba. Mi padre no era pobre, pero siempre estaba gritando. Mi tío era nieto de un famoso fabricante de cerámica del siglo pasado. Sus platos ahora cuelgan en los museos. Me gustaba estar con mi tío Sito, era gallego, discreto y elegante. No expresaba mucho, pero le gustaba escuchar historias. En los restaurantes siempre le daban la mejor mesa. Solíamos ir a “Angelito”, un restaurante cerca de su casa. Había un patio interior con dos árboles centenarios, álamos blancos, árboles de hojas plateadas que cubrían las mesas con luz brillante. En él se juntaban los de siempre; los amigos de la playa. La mitad del tiempo, se levantaban unos y otros a saludarse entre ellos. Recuerdo el olor de los manteles y las patatas fritas recién hechas; era un lugar en el que no te podía pasar nada. Solíamos comer allí los domingos, después de la playa. Mi tío se sentaba en la esquina, mirando al patio, la gente venía saludarle. Siempre me pareció un hombre mayor, un señor de los de antes. Sin querer aparentarlo, formaba parte de los últimos caballeros gallegos. Murió con 81 años. Nunca hablé mucho con él, pero secretamente le admiraba y le respetaba. Le vi por última vez este verano. Me senté a su lado un buen rato. No hablamos de nada. Mi tía trajo un plato con anchoas y pan de maíz.

A mi tío.


(Pino Montalvo)

domingo, 24 de octubre de 2010

Apuntes de Chéjov

"Sofía desagradaba a Iván: huele a manzanas."

"En los hoteles rusos huelen mal los manteles limpios."

"Ivachín sabía filosofar muy bien sobre el amor; pero amar, no."

"No fui yo quien dañó por siempre aquella fuerza; fue ella quien me dejó dañado hasta el final de mis días."

"En su vida, sólo había dos fuentes de verdadera felicidad: los escritores y, a veces, la naturaleza."

"Para la música, él no tiene oído, y para la vida, tampoco. Y aquel que no tiene oído cree que los músicos desafinan y que él es el único en notarlo. Y la vida, créame, sigue su curso natural, nadie desafina, cada uno canta lo que canta y canta lo que debe cantar."

"Él no había sido feliz más que una sola vez en su vida: bajo un paraguas."

"Ella no tenía el hábito de llorar; pero, después de la partida de Fiodor, durante su crisis, cómo lloró."

"Por el honor de su madre, he jurado dar a los otros cuanto tenga. Mi ideal: morir sin un centavo."

"Un hombre honesto llega a sentir vergüenza, a veces, delante de un perro."

"Un hombre no puede vivir sin fe."

Cuaderno de notas (Anton Chéjov)

domingo, 3 de octubre de 2010

Los enamorados

Ella me habló de su admiración hacia los escritores, de su valentía al enfrentarse a sí mismos. Su marido es poeta, el hombre al que más he amado. Casi abandono mi vida por él; casi. Mi terapeuta dice que a veces tomamos una decisión interior y nos es imposible saber por qué, simplemente la tomamos. Ahora él está enamorado. Podría decir que hasta se parecen físicamente. Yo siempre supe que no ibamos a pasar nuestra vida juntos, aun así me guardé París para él.

(Afortunados los enamorados. Toda la vida por delante y alguien con quien construirla. Se acarician como si no hubiese más cuerpos en el mundo. Se acuestan por la noche y dan las gracias por poder dormir al lado del otro. Cocinan con amor. Se acompañan y se esperan en cafeterías. Se regalan música y hablan hasta el amanecer. Se ríen de las conversaciones que hay en las mesas contiguas. Se ríen porque saben que no hay nadie tan feliz como ellos. No hay nada más luminoso que estar enamorado y ser correspondido. Uno hace milagros estando enamorado. El egoísta se vuelve compasivo y el dormilón no puede dormir. Sensación de juventud y de que todo florece. La muerte se hace lejana, casi imposible.)

Ahora él está enamorado. Se lo merece. Antes su casa estaba fría. Ya no tiene pesadillas. Tiene mejor color, antes era blanco como un espectro; ahora tiene las mejillas coloradas. Ella es dulce y paciente. Me dijo que admira a los escritores por su valentía. Acababan de volver de París. Estuvieron paseando por las calles de los poetas. Los dos dijeron al unínoso: ¡Qué bonito París en otoño!

(Pino Montalvo)