lunes, 29 de marzo de 2010

Cuando el corazón se me muera

Cuando el corazón se me muera
me acompañará una mosca
tocará una sinfonía
hasta que ya no oiga nada
y después ya no habrá piernas
ni mosca
ni nada
ni siquiera tú, amor
- que te he querido tanto
y me has querido siempre -
tú tampoco estarás conmigo
cuando el cuerpo se me enfríe
y el corazón se me muera.

No podrás acompañarme más.

(Pino Montalvo)

sábado, 6 de marzo de 2010

Poema de un viaje al Amazonas, hace 50 años

La apisonadora trabajó duro
Aplasto y niveló la vida
Arrasando medio siglo de recuerdos
Entre la tierra herida y humeante
Asomó, temblando ante tal torrente de destrozo, una modesta rosa Que, ante tal desolación,  había temido por su vida
Quedó maltrecha y gimió durante horas, días, años…
Al recuperarse, armada con su perfume y su frescor
Escarbó en la tierra entre cadáveres secos y pelados
Por si algo hubiera podido sobrevivir a la hecatombe
Súbitamente algo se movió entre las cenizas
Vio a un ser vivo en cierta soledad, en cierta infinitud
De la mirada, del gesto, en lo jamais vu, en la locura voluntaria,
En la ensoñación, en la poesía
“Soy”, dijo el ser,  “el sabio en el sillón sombrío
Soy el viandante de los bosques talados
Los senderos son ásperos, el aire está enrarecido
Cuan lejos están los pájaros y las fuentes
¿Qué misterios y secretos encerraría el caudaloso Río?”
 Admirando el melancólico dorado del poniente
Oyeron el rumor de las esclusas
Una ola gigantesca avanzó y los engulló a ellos y sus recuerdos
El Río no parecía ser el mismo de antaño
Lo sentían más frío y  más oscuro
Nadaron y nadaron sin rumbo fijo
Si hubiesen estado bien despiertos,
Hubieran navegado en plena sabiduría
Hacia una meta fija
Pero el Río les enseñó que todo es una entelequia
Nadaron río arriba y el agua se tornó turbia y peligrosa
Se cruzaron con algún Tucumaré
Más ningún río promete tanto como el Xingú
Allí el agua palpita con Cachorras, Trairâos y Bicudas
Anhelando tener una caña entre las manos
El Río se tiñó de sangre
Una nube de pirañas rojas se entretenía devorando una vaca
Ante sus atónitos ojos, el agua se convirtió en un bosque negro
Exhaustos, los supervivientes balbucearon
¡Debemos ser devueltos a la antigua inarmonía!
Donde los campos hierven de flores en primavera
Donde las campanas tañen en las iglesias
Donde se reavivan los recuerdos de nuestra joven miseria
Una gran ola enhiesta los devolvió a la margen derecha del Río
 (A Maximiliano – Por el encuentro en el Amazonas)

Pd Avanzando, sólo puede haber el fin del mundo.
(Carmen Jahrbeck, mi madre)