miércoles, 14 de abril de 2010

Platero y yo (Fragmentos)

(LAS TRES VIEJAS)
"Súbete aquí, en el vallado, Platero. Anda, vamos a dejar que pasen esas pobres viejas...
...Míralas a las tres, Platero. ¡Con qué confianza llevan la vejez a la vida, penetradas por la primavera esta que hace florecer de amarillo el cardo en la vibrante dulzura de su hervoroso sol!"

(IDILIO DE ABRIL)
"Los niños han ido con Platero al arroyo de los chopos, y ahora lo traen trotando, entre juegos sin razón y risas desproporcionadas, todo cargado de flores amarillas...
...¡Quién como tú, PLatero, pudiera comer flores... y que no le hicieran daño!

(EL PERRO SARNOSO)
"...Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban, más reciamente cada vez hacia la tormenta, en el hondo silencio aplastante que la siesta pendía por el campo aún de oro, sobre el perro muerto."

(LA PRIMAVERA)
"...¡Cómo está la mañana! El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes; entre las flores, por la casa -ya dentro, ya fuera-, en el manantial...
...Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa encendida."

(EL ALJIBE)
"...Bueno, Platero. Y ahora voy a darte un cubo de esta agua pura y fresquita, el mismo cubo que se bebía de una vez Viñegas, el pobre Viñegas, que tenía el cuerpo achicharrado ya del coñac y del aguardiente..."

(RETORNO)
"... Veníamos los dos, cargados, de los montes: Platero de almoraduj; yo, de lirios amarillos.
...Retorno ¿Adonde? ¿De qué? ¿Para qué?... Pero los lirios que venían conmigo olían más en la frescura tibia de la noche que se entraba; olían con un olor más penetrante y, al mismo tiempo, más vago, que salía de la flor sin verse la flor, flor de olor sólo, que embriagaba el cuerpo y el alma desde la sombra solitaria.
-¡Alma mía, lirio en la sombra!-dije. Y pensé, de pronto, en Platero, que, aunque iba debajo de mí, se me había, como si fuera mi cuerpo, olvidado.

(PAISAJE GRANA)
"...El paraje es conocido, pero el momento lo trastorna y lo hace extraño, ruinoso y monumental. Se dijera, a cada instante, que vamos a descubrir un palacio abandonado...La tarde se prolonga más allá de sí misma, y la hora, contagiada de eternidad, es infinita, pacífica, insondable... - Anda, Platero..."

Juan Ramón Jimenez (Platero y yo)

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