miércoles, 25 de enero de 2012

En los días buenos

En los días buenos respiro con claridad, hondo y profundo. Me gusta el frío de la mañana, la escarcha. Abro la ventanilla del coche cuando paso por el prado, cerca de los caballos. Les veo pastando, con la luz todavía azulada y una neblina húmeda sobre la hierba. Entra el aire helado por la ventana - lo respiro - me gusta cuando la nariz se me congela-. Me imagino caminando por aquel prado, entre encinas y robles - el sonido de las ramas vencidas por la nieve, el jadeo de un caballo -. Me imagino que puedo quedarme allí todo el tiempo que quiera, como un caballo salvaje que para allí donde le place.

Y me digo, en los días buenos, que aquel es un sitio silencioso - sagrado - uno de esos lugares que querría se me apareciese en el momento de mi muerte.

(Pino Montalvo)

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