Quien no ha frecuentado nunca a los poetas ignora lo que es la irresponsabilidad y el desorden de espíritu. Cuando se les trata, se experimenta el sentimiento de que todo está permitido. No teniendo que dar cuentas a nada ni a nadie (salvo a sí mismos), no van -ni desean ir- a ninguna parte. Comprenderlos es una gran maldición, pues nos enseñan a no tener ya nada que perder.
(E.M. Cioran)
domingo, 6 de diciembre de 2009
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