lunes, 23 de noviembre de 2009

La vencida

Nos vestimos y salimos huyendo de allí. Ya era de día. La luz blanca y cortante se me clavó en los ojos. La gente caminaba deprisa. La calle olía a perfume y café. Él llevaba en una bolsa de basura lo que había quedado de la noche; hielo, whisky, preservativos, cristales…

“A la tercera…”- Le decía riendo unas horas antes.
“Va la vencida…”- Me respondía llevándome hacia la habitación.
En aquellos momentos de la noche el tiempo ya no existía. Me encontraba mal. Había vomitado, mis piernas estaban como muertas, pero no podía irme de allí. No había ningún otro lugar en el que quisiese estar. No importaba lo que estuviésemos haciendo. No. Ya no importaba. Aquella iba a ser la última vez.
A la tercera, la vencida.

Pasamos muchas horas allí.
Hice de puta para despertar su cuerpo.
Se untó el pecho con cocaína.
Dejé caer un vaso al suelo.
Llenó de whisky mi boca y luego de semen.

Nos quedaban pocas fuerzas, casi no nos mirábamos. Mi cuerpo estaba dormido. De vez en cuando, él ponía otra copa o cambiaba de música. Estaba cansada, muy cansada.

Oímos el murmullo del día que empezaba. El tiempo volvió a nosotros enfurecido. Salimos huyendo de allí. Metimos lo que quedó de la noche en una bolsa de basura.
Ya en la calle, la luz. Vi mi reflejo en un escaparate, tenía la cara cubierta de marcas rojas y moradas, la piel arrugada. Me dijo que me acompañaba al coche pero el camino al coche pareció muy largo. Me dijo que aquello no podía repetirse.
“-¡Tengo que salir de esto! No podemos seguir así…
Yo le insistía una y otra vez que aquella había sido la vencida. Él miraba hacia los lados temiendo encontrarse algún conocido.
“- ¿Pero dónde está tu coche?! ¿Dónde tiro esta bolsa?!”- Me preguntaba.
“- No hace falta que me acompañes”- Le dije “- Dame la bolsa, yo la tiro.”
Nos dimos dos besos y me dijo que condujese con cuidado.

La bolsa de basura pesaba mucho, el líquido me goteaba en las piernas.
Me corté con un cristal en la rodilla.
Pesaba, pesaba como el infierno entero.
Creí que no llegaría al coche; que no llegaría a casa; que no llegaría a mañana.

(Pino Montalvo)

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