Tuve un amante que no me amaba,
al amanecer volvía corriendo a casa
despidiéndose de lejos, como un desconocido.
Tuve un amante que me amaba,
me ponía su abrigo cuando tenía frío
y me calentaba las manos con sus besos.
Los dos me abandonaron
y a los dos abandoné.
El primero me dejó morir de frío.
El segundo me arrancó el corazón
y le prendió fuego...
(Pino Montalvo)
lunes, 23 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario