lunes, 23 de noviembre de 2009

Sin titulo

Mis versos te son indispensables…
Ya te las arreglarás para vivir sin ellos.
Y es que no me queda ni un gramo de sangre
que no haya absorbido su amargura.

Quemamos los dorados, espléndidos días
de una vida imposible,
y no susurran las hogueras de la noche
nada sobre un encuentro en la patria celestial.

De nuestra grandeza
fluyó una ola fría
como si, temblando, leyéramos un nombre
en una lápida misteriosa.

No contemplar la separación para siempre
hubiera sido entonces mejor: a muerte.
Es casi seguro que nunca nadie
fue más separado que nosotros.

(Anna Ajmatova)

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