lunes, 23 de noviembre de 2009

Sin titulo

Querría vivir contigo
en una pequeña ciudad
con eternos atardeceres
y eterno sonar de campanas.
Y en una fonda, en el campo,
el fino tintineó
de un viejo reloj,
como el gotear del tiempo.

Y a veces, por las noches,
desde una buhardilla,
una flauta,
y el flautista mismo en la ventana.
Y grandes tulipanes en las ventanas…
Tal vez tú ni me amaste siquiera.

En medio de la alcoba
la gran estufa de cerámica,
cada azulejo, una imagen:
rosa, navío, corazón.
Y en la única ventana,
nieve, nieve, nieve.
Tú estarías recostado, tal como me gustas:
perezoso, indolente, indiferente.
De vez en cuando el gesto seco
de una cerilla.
El cigarrillo quema y se consume
y en su extremo tiembla largo rato
-breve columna gris- la ceniza.
hasta te da pereza sacudirla,
y el cigarrillo entero vuela al fuego.

(Anna Ajmatova)

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